Manuel Pizarro, número dos de Mariano Rajoy.
"La crisis actual es la primera en la que el ajuste es real y no se puede acudir a la devaluación de la moneda, como en el pasado se hizo con la peseta, para taponar los problemas y mejorar la situación". Quien habla así es Manuel Pizarro , ex presidente de Endesa y actual número dos por Madrid en las filas del PP, como potencial ministro de Economía.
Hace tiempo, prosigue el empresario, la inflación creciente resolvía los problemas de morosidad del sistema y aumentaba también el valor del ladrillo; ahora, los precios de las viviendas están cayendo y queman valor añadido y ocupación. "Mi solución al problema es liberalizar el suelo, la casa y los alquileres para que el suelo, y el coste de recalificarlo, sean más baratos".
En realidad, la situación actual parece ser más compleja: hay reflejos negativos de la crisis de las subprime en EEUU, que involucran a los más débiles -la deuda de las familias asciende a 900.000 millones de euros-; pero también hay problemas de carácter estructural, como la inflación. "Estoy convencido", dice Pizarro , "de que la crisis actual no es inmobiliaria, sino de modelo financiero".
La demanda de segunda vivienda y de primera por parte de inmigrantes no ha decaído. Sin embargo, el modelo financiero ha mostrado sus límites con la crisis subprime y con el aumento de las tasas de morosidad.
El ejemplo de Madrid
"Por eso", explica el candidato popular, "hay que jugar sobre la oferta y, en particular, sobre la variable esencial del suelo, favoreciendo los trámites de puesta en el mercado para invertir la tendencia negativa y dar aliento al mercado inmobiliario". Un ejemplo de ese modelo sería Madrid, que en el último año ha construido más vivienda protegida que cualquier otra región de España.
Pizarro parece preocupado, sobre todo, por la dinámica de la inflación en el último periodo. "El diferencial de un punto, punto y medio con los otros países de la UE limita la competitividad de los productos españoles en el extranjero y contribuye a la formación del déficit de la balanza por cuenta corriente, que es de las más elevadas de Europa y del mundo.
Inflación que ha hecho muchos daños relevantes en el bolsillo familiar: se pagan dos puntos más de hipoteca, la cesta de la compra es más cara cada día, mientras que el salario sólo ha crecido un punto en los últimos cuatro años. Es decir, que las familias se embolsan menos, están más endeudadas y pagan más impuestos porque el actual Gobierno ha subido 2,5 puntos la presión fiscal en la legislatura.
Menos confianza
Por eso, el horizonte de futuro que divisa Pizarro prevé un consumo a la baja y una tasa de desempleo en aumento. "Cada punto más de inflación -explica- es un punto de competitividad menos y, por tanto, mayor dificultad para las empresas españolas y para la ocupación". Se trata de una situación que podría poner en peligro el superávit de la Seguridad Social. ¿Por qué? Porque el fondo puede empezar a ingresar menos, porque los trabajadores contribuyen menos, y a gastar más para cubrir la factura de la cobertura al desempleo.
Pizarro intuye, además, problemas en lo que se refiere al equilibrio de las cuentas públicas. En su opinión, el actual superávit se deriva de la buena situación coyuntural, pero no de una buena gestión de los presupuestos públicos. "El Gobierno socialista no ha gestionado de manera dinámica el superavit y no ha aprovechado, por tanto, su potencial de crecimiento".
Pese a las buenas cifras macroeconómicos recabadas, la opinión del popular es que la hoja de calificaciones que puede presentar España en Europa cuatro de gobierno socialista después ha empeorado. Prueba de ello, según Pizarro, es que hace cuatro años entre los bonos del Tesoro español y alemán no había casi diferencia, mientras que ahora los españoles pagan 27 puntos básicos por encima de los teutones. ¿Su conclusión? El mundo financiero confía menos en España y, por eso, le atribuye una mayor carga de riesgo.
"España ha retrocedido"
Fórmulas mágicas para resolver los problemas actuales a corto plazo, no las hay. El ex presidente de Endesa está convencido de que, como ya hicieron en su día otros gobiernos del Partido Popular, hay que atacar urgentemente el problema y proceder inmediatamente a la reforma -jurídica, administrativa, escolar- y la liberalización del sistema.
Pero se necesita tiempo para obtener resultados positivos, y es necesario un cambio radical de estrategia "para transformar España de un país barato de sol y playa en un país de calidad y tecnológicamente de vanguardia, gracias a una mayor integración entre Estado, industria y sector universitario en lo que a investigación y desarrollo se refiere".
Por lo demás, según Pizarro, el Gobierno socialista ha perdido demasiado tiempo y no se ha dado cuenta cuando debía de que la crisis estaba alcanzado a todos los fundamentos de la economía española. "El incendio -metaforiza el nuevo gurú económico de Mariano Rajoy- se debe apagar en invierno y no en verano, cuando es más normal que todo se queme". Como diciendo que España ha perdido un tiempo precioso que debe recupera