Hacía décadas, desde los duros años de la reconversión industrial, que el fantasma de la huelga no recorría Europa. El auge económico -por más que pudiera ser un espejismo- sumado al declive de la influencia sindical redujo sensiblemente el número de protestas en casi todos los países del continente.
Hoy, en un escenario de crisis económica, austeridad y recortes sociales, a las puertas de unaconvocatoria de paros en toda Europa, pocos son los países que no cargan a sus espaldas con jornadas de huelgas parciales o generales en el último año.
España vivió su huelga general el 29-S (la séptima de la democracia, la primera que soporta el Ejecutivo Zapatero). El seguimiento, según los sindicatos y a falta de datos oficiales del Ejecutivo, fue del 70%; en manifestaciones como la de Madrid la convocatoria recibió el apoyo en la calle de 500.000 personas, según los sindicatos, una cifra que la Policía rebajó a 40.000 y la empresa Lynce a 17.228. Un centenar de personas fueron detenidas en los incidentes que se sucedieron durante la jornada.
Países del entorno como Francia -con cinco- o Grecia -con cerca de una decena- suman el mayor número de movilizaciones en Europa. En otros casos, como sucede en los países del Este, las protestas, aunque hayan ocupado menos espacio en los medios, también han sido frecuentes
Países del entorno como Francia -con cinco- o Grecia -con cerca de una decena- suman el mayor número de movilizaciones en Europa. En otros casos, como sucede en los países del Este, las protestas, aunque hayan ocupado menos espacio en los medios, también han sido frecuentes

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