El SIP (Sistema Institucional de Protección) se empezó a gestar en primavera aunque atravesó momentos delicados como cuando la CAM (Caja Mediterráneo) y Cajastur lucharon por el liderazgo del que será el quinto grupo financiero del país. Finalmente fue la Caja asturiana la que logró capitanear la operación. El pulso que mantuvieron ambas cajas frenó en el verano la firma del acuerdo. La marcha de las negociaciones se enredó por los poderes del consejero delegado de la nueva entidad financiera, que ejercerá por un periodo de seis años el actual presidente de Cajastur, Manuel Menéndez. Con la fusión, entra como vicepresidente segundo, el actual presidente de Caja Cantabria, Enrique Ambrosio.
El Consejo de Administración de Caja Cantabria aprobó en el mes de mayo, por unanimidad, su adhesión al SIP, con lo que fue el inicio de la cuenta atrás de la nueva entidad financiera.
El proceso continuó con la autorización otorgada por la Comisión Ejecutiva del Banco de España a finales del pasado junio, cuando aprobó el plan de integración de las cuatro cajas.
El juicio del Banco de España sobre la solvencia de la fusión fue claro: «El proyecto cumple los criterios de solidez y racionalidad económica que se han de exigir a este tipo de operaciones».
La integración también contó con el visto bueno de la comisión rectora del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) que supone la obtención de 1.493 millones de euros en ayudas para reforzar los recursos propios de la nueva entidad.
A estas autorizaciones siguieron las respectivas asamblea generales de las cuatro cajas de ahorro en las que se aprobó la firma del contrato de integración.
Ahora, cuando solo falta un mes para acabar el año, ha sido el turno de los consejos de administración y la cesión de poderes al nuevo SIP. Cajastur y Caja Extremadura lo hicieron hace días y Caja Cantabria y la CAM lo aprobaron ayer.
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