sábado, 4 de diciembre de 2010

LOS FORAJIDOS DE LA CRISIS

Se ha explicado de muchas maneras, pero nadie se ha atrevido a comparar la crisis con la filmografía de Sergio Leone. El vaquero intrépido que establece el paralelismo se llama Javier Capó, profesor de Economía Aplicada de la UIB. Su charla-desafío se titula "La crisis económica en clave Spaghetti Western". El lugar donde ´escupió´ las palabras: el Saloon del edificio Gaspar Melchor de Jovellanos. El día y la hora: ayer a las doce, cuando los cuatreros toman el primer trago de güisqui. Los fisgones: una tribu de universitarios. Varios acudían con aviesas intenciones. "No sé de qué va la conferencia, pero vengo a subir nota", dice un desalmado con acné juvenil.
Al profesor Capó le eligieron para ese duelo sin pistolas porque comparte algún chirlo con las víctimas. Es un tipo "endeudado", le han rebajado el sueldo por funcionario y se proclama ´marca blanca´ (la Universitat recurre a él porque no tiene dinero para un conferenciante con más renombre, afirma). Además, en su sombrero de cowboy luce el escudo del Real Madrid, agujereado cinco veces.
Como el género Western, la crisis se ideó en EEUU pero rápidamente ganó fama en Europa. En un ambiente sucio, la barrera entre buenos y malos se difumina.
Por un puñado de dólares (1964). Hace doce años la economía mundial comienza a crecer como un tiro al calor de una suave inflación y unos tipos de interés muy bajos. El mundo cabalga pero con "desequilibrio", advierte. Hay países, la mayoría de los emergentes (Brasil, China India) y otros como Alemania, con un superávit por cuenta corriente. Exportan más que importan. Sus ahorros les da para cubrir las inversiones y el déficit público y, además, para hacer negocio en estados anglosajones, España, Grecia, etc. Los que reciben esos ahorros exportan poco y gastan mucho. España aprovecha la pasta prestada para fundirla en pisos, "pero no en bienes comercializables" y exportables. "Al principio está bien, porque había una demanda latente de viviendas", disecciona. Luego acaba en una juerga con la connivencia de los gobiernos sucesivos, de derechas y de izquierdas.

Detonación
Hasta que llegó su hora (1968). "Menos mal que la burbuja estalla en Estados Unidos. De lo contrario, la de España habría engordado más", prosigue el profesor de la UIB. La crisis se extiende de la construcción a los bancos y cajas, quienes habían confeccionado una ingeniería financiera basada en hipotecas inmobiliarias.
El bueno, el feo y el malo (1966). En el filme del director italiano los papeles se los reparten Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach. En la cinta de Javier Capó el Gobierno de Zapatero interpreta los tres personajes. Primero hace de bueno, niega la crisis y exhibe un "optimismo patológico". Cuando el lobo asoma el hocico, pone en marcha una política fiscal expansiva: la deducción de los 400 euros, el Plan E para un sector de la construcción "ya de por sí hormonado" y el Plan Renove, dirigido a los fabricantes de coches, también con obesidad mórbida. Como consecuencia de la inyección públicas, las cuentas se desequilibran. Déficit.
Zapatero se cala el sombrero de feo. Los mercados desconfían de España. Aunque el presidente se vista "con su mejor traje", nadie le presta o lo hacen a un precio alto. La prima de riesgo se eleva. El recelo internacional aumenta. ¿Cómo tapará España su agujero en 2040 con más viejos y la factura de las pensiones llena de ceros?
Zapatero adopta el rol de malo. Los mercados están al borde de un ataque de nervios. El presidente responde esquilando el gasto –recorte a funcionarios, congelación de pensiones, privatización de aeropuertos, etc...–. "El Gobierno no es dueño de su destino. Ha tomado las medidas a regañadientes por imposición de los mercados o, en el mejor de los casos, de Bruselas", detalla el profesor. También ha hecho alguna cosa buena, como la presión a las cajas para que se fusionen o la reforma del mercado laboral.
La muerte tenía un precio. (1965). España padece un rosario de desequilibrios: monetario (futuro riesgo de inflación), fiscal, exterior (importamos más que exportamos), sectorial, del mercado laboral y financiero. El Winchester apunta a la cabeza de los españoles. No nos podemos esconder detrás de los brotes verdes, "porque aquí no los hay", dice.
El profesor de Economía Aplicada camina sin balas para escapar de la refriega. A los economistas, reconoce, se les da mejor diagnosticar que operar. Sólo sabe que habrá dolor: una bajada de salarios para que nuestros productos sean más baratos y competitivos; una reforma de las pensiones; y un gasto racional de las Comunidades Autónomas ("Las televisiones públicas no tienen sentido. El dinero se va a la nómina de Ronaldo").
Que Dios nos pille con las pistolas cargadas.

Se ha explicado de muchas maneras, pero nadie se ha atrevido a comparar la crisis con la filmografía de Sergio Leone. El vaquero intrépido que establece el paralelismo se llama Javier Capó, profesor de Economía Aplicada de la UIB. Su charla-desafío se titula "La crisis económica en clave Spaghetti Western". El lugar donde ´escupió´ las palabras: el Saloon del edificio Gaspar Melchor de Jovellanos. El día y la hora: ayer a las doce, cuando los cuatreros toman el primer trago de güisqui. Los fisgones: una tribu de universitarios. Varios acudían con aviesas intenciones. "No sé de qué va la conferencia, pero vengo a subir nota", dice un desalmado con acné juvenil.   


Al profesor Capó le eligieron para ese duelo sin pistolas porque comparte algún chirlo con las víctimas. Es un tipo "endeudado", le han rebajado el sueldo por funcionario y se proclama ´marca blanca´ (la Universitat recurre a él porque no tiene dinero para un conferenciante con más renombre, afirma). Además, en su sombrero de cowboy luce el escudo del Real Madrid, agujereado cinco veces.

1 comentario:

  1. Esta noticia compara la crisis con una película de vaqueros en el que se trantan cada uno de los aspectos de la crisis.

    ResponderEliminar