En el este blog publicaremos las noticias más importantes en cuanto a la crisis económica se refiere. Cuenta con la participación de: Esther, Francisco, Juan y Pedro 4ªB E.S.O.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
COMPRA, COMPRA, QUE LOS PISOS SUBEN
La crisis española se puede resumir en dos líneas: la coincidencia de una crisis financiera mundial con el desplome de la construcción, motor de la economía del país desde hace más de una década. Al final del «hipotécate, que el piso valdrá más» se han sumado una situación crediticia más estricta para que la banca conceda préstamos y la amenaza de la inflación, alentada por un barril de petróleo que, a pesar de moderarse desde julio, ha llegado a alcanzar precios estratosféricos.
¿Cuánta tierra necesita un hombre? La construcción, un negocio que impulsó la recuperación española en los noventa, se fue de las manos hace mucho tiempo. Según los datos del Gobierno, el ‘ladrillo’ tenía a principios de 2008 un peso del 17,9% en el Producto Interior Bruto (PIB) y daba empleo al 13% de la población activa. Las cifras son aún mayores si se tiene en cuenta su influencia indirecta en otros sectores, lo que supondría alrededor de un 34% del PIB.
La especulación inmobiliaria ha sido la causa del hundimiento del sector. No sólo los casos de corrupción que implican a promotores y ayuntamientos son cada vez más numerosos, sino que muchos ciudadanos pensaron durante años que los pisos nunca bajarían de precio. Así, comprar era más rentable que alquilar —los costes mensuales han sido similares durante años— y España se convirtió en el año 2001 en el primer país europeo en viviendas en propiedad, con apenas un 15% de españoles en régimen de alquiler. Por otra parte, ningún Gobierno actuó nunca en serio porque tal ‘burbuja’ fue siempre negada hasta que el 'pinchazo' fue evidente. «Ajuste» es la definición que mantuvo el actual Ejecutivo durante varios meses sobre el desplome de constructoras con miles de millones de euros en deudas.
El hundimiento inmobiliario ha coincidido desde mediados de 2007 con la crisis hipotecaria estadounidense, cuyo negocio del ‘ladrillo’ ha sido similar hasta cierto punto con el español y el británico. No obstante, vista la evolución de la crisis, España está mucho mejor resguardada que EEUU porque su banca se ha protegido lo suficiente a la hora de conceder préstamos.
Los bancos estadounidenses, salvo algunas grandes entidades comerciales, como Bank of America, concedieronhipotecas de alto riesgo a gente que no podía pagarlas con seguridad. Estas, conocidas como ‘subprime’, se agruparon en paquetes de productos financieros que eran comprados por inversores de medio mundo. Suconstante cambiar de manos y complejidad han intoxicado al sistema financiero mundial, provocando un fuerte clima de desconfianza entre los bancos. España, como el resto del mundo, nota esta crisis al tener más dificultades para conseguir liquidez, lo que se traduce en menos préstamos a empresas y hogares.
A la crisis crediticia se ha unido la inflación. España, con un diferencial de precios de algo más de un punto porcentual respecto a Europa, lo nota en gran medida. El principal motivo del encarecimiento de todo es el precio del petróleo, doblado en un año por la posible especulación del mercado de las materias primas, aunque ahora el barril vale menos de 100 dólares. Ello, sumado al aumento de los precios de los alimentos, han provocado manifestaciones que han revolucionado al país, como la de los transportistas y la de los pescadores.
La política del Banco Central Europeo, del que depende España, ha sido dar más peso a la lucha contra la inflación que fomentar el crecimiento. Así, su política de tipos de interés altos se ha notado tanto en las duras condiciones crediticias como en la subida de las hipotecas sujetas al Euribor, que son la mayor parte de las españolas.
Ante todas estas variables, la renta disponible de los hogares ha mermado. Esto ha provocado el hundimiento del consumo, lo que supone a su vez el desplome del crecimiento de la economía española y con ello la pérdida de miles de empresas y puestos de trabajo. El número de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) se ha disparado, en especial en la construcción e industrias como la de la automoción. El número de parados supera los 2,5 millones de personas, el peor dato en una década, y las empresas que cierran sus puertas son numerosas, sobre todo las constructoras y promotoras inmobiliarias.
Así, la suma de constructoras deudoras de miles de millones de euros y personas sin empleo ha hecho que las tasas de morosidad de bancos y cajas de ahorro aumenten con fuerza en los últimos meses. Y ello, en un ciclo continuo, provoca que el acceso a créditos sea más difícil, lo que entorpece el crecimiento español.
Todos los pronósticos apuntan a que 2009 será un año duro. Instituciones como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Central Europeo, entre otros, coinciden en que el próximo año será peor que el actual, aunque esperan cierta recuperación a finales del segundo semestre.
Agotado su margen de maniobra, y con poco éxito en su paquete de medidas anticrisis, el Gobierno ha diseñado para 2009 unos Presupuestos Generales «austeros» y «realistas». La previsión oficial es que España crecerá a su nivel potencial a partir de 2010. Puede ser, aunque todo dependerá de la evolución de la crisis mundial. Lo que parece cierto es que el actual modelo económico español está agotado. La reflexión se hace obligatoria.
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