La banca española mira con atención todo lo que sucede en torno a la crisis de deuda soberana, principalmente porque de lo que suceda con la economía de Irlanda o Portugal -los dos países ahora puestos en el disparadero- dependerá buena parte del futuro de la eurozona. Pero no analizan por ese impacto general. También por lo que puede afectar a sus balances. El sector financiero español -sumando cajas y bancos- cuenta con más de 7.880 millones de euros en deuda adquirida a Portugal e Irlanda, según el último informe del Banco Internacional de Pagos, fechado al mes de septiembre. Ese es el dinero que perderían en caso de un eventual impago por parte de alguno de esos dos Estados.
Esa cifra se eleva hasta los 90.000 millones si se suman las aportaciones que los bancos españoles han hecho a particulares, entidades privadas o a otros bancos. Sobre todo en lo que respecta a financiación de particulares, donde hay 55.000 millones prestados entre ambos países: 48.700 en territorio luso, 7.000 en Irlanda.
Las entidades aseguran que, al igual que no se resintieron por la crisis griega, tampoco se espera un hachazo en caso de que haya que acudir al rescate de alguno de esos dos países. El más cercano es el caso irlandés, con técnicos del BCE, el FMI y la UE evaluando ese posible rescate. Sin embargo, es cierto que la exposición de la banca española a Grecia era nula, pero en Irlanda hay 140 millones invertidos en instrumentos de deuda pública, y en en Portugal bastante más: 7.740 millones de euros. La cifra se la reparten principalmente los grandes bancos españoles, como Santander, BBVA y Popular, que mantienen filiales muy potentes en el país vecino, como Totta en el caso de la primera. En Irlanda, apenas Bankinter tiene algo de negocio regular. En el caso de las entidades gallegas, los datos facilitados esta semana por Financial Times Research apuntan a que mantienen 144 millones entrampados en Portugal en forma de bonos de deuda soberana. De ellos, 115 corresponden al Banco Pastor y otros 29 a las dos cajas gallegas. Buena parte de esos datos proceden del contenido de los llamados test de estrés que hicieron una mayoría de entidades europeas -todas las españolas- a finales de julio.
El último dato de las cajas no aparece desagregado entre ambas, que no detallan en sus balances el negocio que mantienen en Portugal, aunque su presencia es significativa: Caixanova -primera que abrió una oficina allí- tiene hoy 3 sucursales, y Caixa Galicia 7. Solo esta última ha facilitado el volumen de negocio (créditos y depósitos) que tiene en Portugal: suma 751 millones de euros.
En total, las cajas españolas tenían hasta mediados de año unos 500 millones de euros en deuda pública de Portugal e Irlanda. Aunque los analistas de la banca española aseguran que el impacto de la crisis en Portugal -descontando Irlanda, donde hay mucho menos en juego- no debería ser muy fuerte, lo cierto es que hay ya algunos datos que ponen de manifiesto la situación de ese país. El Santander, por ejemplo, ha incrementado entre enero y septiembre un 66% sus dotaciones para cubrir insolvencias. Tanto esta firma como el BBVA han visto como en los últimos meses se ha recortado, hasta quedar plano, su negocio de préstamo de dinero para nuevas inversiones, fuera del ladrillo.
Otros afectados
Junto a España, los bancos de Francia y de Alemania son los que tienen un mayor volumen de fondos metidos en emisiones públicas de Portugal. En el caso galo, sus entidades mantienen 17.000 millones en deuda lusa. Conviene recordar el importante flujo, por la emigración, que hay entre esos dos países.
En el caso irlandés, son las entidades del Reino Unido las más expuestas, junto a, de nuevo, alemanes y franceses. Eso también explica la necesidad de encontrar una solución.
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