viernes, 12 de noviembre de 2010

LA CRISIS MULTIPLICA LAS FAMILIAS SIN RECURSOS

El pago del alquiler de la casa, la alimentación, la higiene personal y las medicinas se han convertido en algunos de los gastos de primera necesidad que muchas familias no pueden abordar por culpa de la crisis económica. Las tres instituciones que más medios aportan para luchar contra este problema (Cáritas, Gobierno regional y Ayuntamiento de Santander) se han visto desbordadas por el número de ciudadanos que solicitan una ayuda que ha disparado los presupuestos que se destinan a causas sociales.

En el Gobierno regional, la crisis también ha obligado a rectificar las partidas para asignar más dinero a estos ciudadanos. Los 3,8 millones de euros previstos en la llamada Renta Social Básica se gastaron en su totalidad en los cuatro primeros meses de este año. El Ejecutivo decidió, entonces, destinar otros 6,7 millones de euros, de los que, a 31 de octubre, ya lleva gastados 8,9 millones. En ese mes, el número de casos atendidos fue de 3.400. Una cifra mucho mayor que la que se manejaba en 2008, cuando se beneficiaban 432 personas . Para el año que viene, el proyecto presupuestario incluirá una asignación inicial de ocho millones de euros que podrá ser ampliada en función de las necesidades. El objetivo es que nadie que cumpla los requisitos se quede sin la ayuda.

En Cáritas se ha duplicado en tres años el número de beneficiarios, pasando de los 13.000 de 2007 a los 19.000 en 2008, alcanzando casi los 26.000 en 2009. Este notable aumento de personas que necesitan ayuda de la institución se ha estancado en 2010, «pero no es una satisfacción, viene a demostrar que las personas que necesitan ayuda siguen siendo muchas», explica el director de Cáritas en Cantabria, José Luis Arango.

En el Ayuntamiento de Santander, la avalancha de peticiones de subvenciones ha obligado a duplicar el presupuesto, de los 80.000 euros iniciales a los 160.000 actuales. Y es que si las previsiones no se equivocan, en los próximos meses el número de estas personas sin recursos atendidas por el Consistorio se habrá triplicado con respecto a 2008, pasando de 165 familias a alrededor de 500 antes de que acabe el año, según la tendencia de cifras que manejan los servicios sociales.

Los ciudadanos atendidos por Cáritas reciben desde alimentos a ropa, pasando incluso por el pago del alquiler del piso o las facturas de los servicios básicos de la casa (luz, agua, gas...), el abono del recibo de la comunidad de vecinos y hasta libros y material escolar.

Para atender todas estas necesidades y sostener sus once programas fijos (como el Hogar Belén para enfermos de sida), Cáritas cuenta con 1,9 millones de euros. El 80% de esos fondos provienen de las donaciones de particulares y el resto los aportan las instituciones públicas. Cantabria es así, la segunda comunidad española en la aportación de fondos de particulares para el sostenimiento de Cáritas. La primera es Navarra, que no recibe financiación de las instituciones públicas. Cáritas Cantabria tuvo el año pasado 2.926 donantes.

Los cántabros son solidarios. No es nuevo, pero sorprende que en época de grave crisis, los de a pie sigan soltando euros para los que aún están más necesitados. 40.000 euros ha recaudado Cáritas desde el mes de mayo en su campaña de donación de un día de salario para los parados. Esa cantidad pasa a engrosar los fondos que esta obra de la iglesia católica dedica a los miles de personas que atiende cada año en sus necesidades básicas.

Cáritas es la obra social de la Iglesia católica y en el trabajo de esta institución los voluntarios son esenciales. «Sin ellos -dice Arango- sería impensable desarrollar nuestro trabajo en las sesenta Cáritas parroquiales y en la sede central de la calle Rualasal».

El perfil de las familias atendidas ha cambiado «sustancialmente» en estos dos años y, hoy, acuden personas que pertenecían a la clase media y que «nunca pensaron que iban a estar en esta situación», pero han perdido el trabajo, tienen una hipoteca que pagar e hijos a su cargo, explica Arango. También hay personas con trabajos de baja cualificación, como la construcción, que se han quedado en paro, y familias monoparentales, sobre todo mujeres con hijos.
El cambio presupuestario de las ayudas sociales en el Ayuntamiento de Santander no es algo nuevo. El alcalde, Iñigo de la Serna, recordó que el año pasado el Consistorio ya duplicó su partida de ayudas sociales para necesidades urgentes, dado el «importante aumento» registrado entre las solicitudes presentadas por parte de familias de la ciudad.

Para conseguir una de estas ayudas, las familias deben pasar por una entrevista con la trabajadora social, que le solicita todo tipo de documentos acreditativos de su situación económica, además de acudir al domicilio y hacer el control 'in situ'. Después, se someten a la consideración de una comisión de ayudas formada por la jefa del servicio y la coordinadora de las nueve unidades de trabajo social que son quienes, a la postre, deciden.

El mismo nivel de exigencia para demostrar la necesidad del servicio se sigue en el área de teleasistencia que actualmente tiene asignadas 3.250 personas en el municipio. La crisis económica ha hecho que en las visitas domiciliarias se hayan detectado, por parte de las trabajadoras sociales, casos de personas con graves deficiencias nutricionales, lo que ha llevado al Ayuntamiento, en colaboración con el Gobierno de Cantabria, a poner en marcha un servicio de catering domiciliario que actualmente llega a veinte personas, pero que tiene como objetivo alcanzar los cuarenta beneficiarios.

Comida preparada

Las comidas se llevan a los domicilios tres días por semana en recipientes herméticos debidamente etiquetados y con fecha de caducidad. Los usuarios únicamente tienen que calentarlos en el microondas. Los menús, elaborados por un dietista, están adaptados a las necesidades de cada persona.

«Desde el Ayuntamiento apostamos por reforzar las políticas sociales, por estar al lado de las numerosas familias santanderinas que están atravesando situaciones económicas muy difíciles que les llevan a necesitar ayuda para afrontar gastos de primera necesidad, como son los referidos a la comida, el alojamiento o los medicamentos», dijo el alcalde.
La crisis multiplica las familias sin recursosEn las cocinas del centro de Candina se elaboran las comidas que se entregan en veinte domicilios de Santander.

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