La Unión Europea se prepara, o se resigna, para el rescate de Irlanda, cuyos disparados de bonos deuda pública están arrastrando a Portugal y España en los mercados. José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, destacó que "en caso de necesidad", la zona euro tiene "todos los mecanismos necesarios" para ayudar a Dublín.
Irlanda, como subrayó Barroso, no ha hecho ninguna petición formal de préstamos, pero el coste de emitir deuda roza ya el 9%, un nivel prohibitivo.
Una portavoz comunitaria señaló el "nerviosismo" en el mercado e insistió en que la Comisión "apoya a Irlanda en todos sus esfuerzos" de recortar el gasto público. "Todavía no hemos llegado a la fase uno", insistió otro representante de la Comisión, en referencia a la ausencia de una demanda irlandesa.
El fondo de rescate, creado en mayo por el contagio de la debacle griega a Portugal y España, puede movilizar un máximo de 750.000 millones de euros entre el presupuesto comunitario, los préstamos de los vecinos de la moneda única y la ayuda del Fondo Monetario Internacional.
La primera partida que se activaría saldría de la línea de crédito de 60.000 millones de la Comisión, tras una petición formal de Dublín y el visto bueno de los ministros de Economía de la zona euro, que se reúnen el próximo martes en Bruselas.
Alemania prefiere aguantar lo máximo posible, e Irlanda ni siquiera tiene previsto emitir deuda hasta enero, pero la influencia negativa en otros países periféricos puede precipitar el rescate. Una fuente europea aseguraba en octubre que Irlanda ya calculaba sus necesidades en hasta 130.000 millones.
En cualquier caso, no se debería repetir la agonía griega de la primavera. "Ahora estamos preparados, no tenemos que inventar el mecanismo", explica una fuente comunitaria.
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