De hecho, España sólo está por encima de Chipre (15%) y Luxemburgo (15%), mientras que Dinamarca, Hungría y Suecia tienen, con un 25%, los tipos más elevados de la UE. Al tener en cuenta los países no comunitarios, Noruega se suma a los países con tipos más altos.
Los grandes países europeos, por su parte, se sitúan en un término medio en el ranking de PwC, encabezados por Italia (20%) y Reino Unido (20% a partir de enero de 2011) y seguidos por Francia (19,6%) y Alemania (19%).
La normativa comunitaria permite que los estados miembros incorporen tipos reducidos, lo que da lugar a diferencias notables entre los países. España cuenta con dos tipos reducidos del 4% y 8% para algunos bienes y servicios, como los restaurantes, mientras que en países como Suecia el tipo aplicable a estos servicios es el general del 25%.
El alojamiento hotelero, por su parte, tributa en España al tipo reducido del 8%, en línea con países como Chipre, Polonia o Eslovenia, aunque por encima de otros como Luxemburgo, Malta, Francia o Portugal, donde los tipos varían entre el 3% y el 6%, y no tan alto como en Hungría (18%) o Suecia (12%).
Según el socio responsable de fiscalidad indirecta PwC Tax & Legal Services, Alberto Monreal, las discusiones sobre las ventajas de la aplicación de un tipo único frente a las complejas estructuras actuales son constantes, pero nunca ha habido un acuerdo, a pesar de que una estructura de tipos simple y clara redundaría en beneficio de las empresas y del crecimiento.
Además, podría ayudar a reducir supuestos de fraude y eliminar distorsiones, mientras que si se acompañara de una reducción de las cotizaciones sociales permitiría avanzar al país en términos de competitividad.
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