En momentos de crisis, economistas, expertos y políticos destripan las bases de la economía en búsqueda de soluciones. Y algunos de ellos señalan el mismo binomio ganador. "Competitividad y productividad son dos caras de la misma moneda", afirmó ayer Francisco Pérez, catedrático de análisis económico de la Universidad de Valencia
"¿Cómo se explica que España tenga un déficit por cuenta corriente cercano al 4% con una previsión negativa para el PIB este año?", se preguntaba Luis de Guindos, director financiero de la consultora PwC, durante la segunda jornada del X Encuentro Financiero Internacional, organizado por Caja Madrid y El País. "Tenemos un gravísimo problema de competitividad", afirmó José Folgado, alcalde de Tres Cantos y ex secretario de Estado de Presupuestos, Economía y Energía con el PP.
El sector bancario español está "muy saneado", a juicio de Guindos. La cuestión clave reside, por tanto, en la capacidad de implementar el plan de austeridad y demostrar el potencial de incrementar el PIB. Con todo, la situación de España es muy distinta a la de Irlanda o Portugal, remarcó el experto.
Y el crecimiento pasa de nuevo por la competitividad. Una cuestión de difícil corrección porque anteriormente se contaban con instrumentos de política monetaria como la devaluación de la peseta, en opinión de Guindos. En ese sentido, la reforma pendiente de la negociación colectiva y el nexo entre salarios y productividad serían dos posibles vías de compensación, según Pérez.
Pero los economistas no olvidaron mencionar otros problemas aún pendientes como la restricción del crédito o la reestructuración de las cajas. "El sistema bancario en la eurozona está lejos de ser parte de la situación y sí de ser parte del problema", afirmó en ese sentido Emilio Ontiveros, presidente de AFI. En su opinión, la solidez financiera en España es muy superior a la de la anterior crisis, aunque no descartó una segunda ronda de fusión de cajas. Ontiveros pronosticó también que el número de este tipo de entidades de crédito se reducirá a la mitad en cinco años.
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